El solemne y elitista mundo de la ópera ha servido a la veterana editora y periodista Ruth Zauner para plasmar lo que se esconde tras el glamour y los espectáculos lujosos en España.
Con la novela policíaca Una muerte cantada, la autora narra la investigación en torno a los crímenes ocurridos en un teatro de ópera, que guarda muchas similitudes con la historia reciente del teatro Real de Madrid.
Por Miguel Ángel Villena
Ciudad de México, 8 de enero (ElDiario).- El solemne y elitista mundo de la ópera ha servido a la veterana periodista y editora Ruth Zauner (Sabadell, 1955) para trazar un panorama sobre las miserias de la cultura en España, sobre todo aquello que se esconde tras el glamour y los espectáculos lujosos.
Planteada en clave de novela policíaca, Una muerte cantada (Autografía) narra la investigación de una periodista acerca de los crímenes ocurridos en un teatro de ópera que puede ser cualquier coliseo, pero guarda muchas similitudes con la historia reciente del teatro Real de Madrid.
A través de una trama de intriga, la autora, que trabajó en el sector editorial durante años y fue responsable de publicaciones y actividades culturales del Real durante una década, refleja las miserias de la cultura.
“Creo”, comenta en una entrevista con eldiario.es, “que las entretelas de las actividades culturales y artísticas han sido poco abordadas en la literatura española con la salvedad de la reciente Farándula (Anagrama), de Marta Sanz. Me decanté por la ficción porque un ensayo exigía un ingente trabajo de investigación que da pocos frutos a partir de un ambiente tan oscurantista y cerrado como la ópera. Además siempre me gustaron las novelas de Agatha Christie con esos misterios, toques de humor y desfile de protagonistas muy variados, con sectas incluidas”.
Como paisaje de fondo, Una muerte cantada retrata el Madrid de la crisis, los recortes y las protestas sociales a partir de la visión de una periodista extranjera que tropieza con todos los personajes implicados en una trama alrededor de esos crímenes en la ópera y que van desde camareros o tramoyistas a políticos, gerentes o cantantes.
A juicio de Zauner, “las luchas de poder en la cultura dejan en ridículo los argumentos de las óperas más sanguinarias” y a renglón seguido la autora arremete contra la mayoría de directivos de la cultura que se convierten “en el principal enemigo del proyecto de un teatro abierto a todos, de vanguardia y de calidad para renovar la ópera y sus públicos y de este modo darle un futuro a este espectáculo”.
Desde ese punto de vista, la novelista opina que “las áreas de dirección y gestión suelen estar ocupadas por políticos que sólo ven esos cargos como una forma de promocionar su carrera y donde abunda la ignorancia total”.
Muy lejos de la extendida afición que existe en otros países, en especial los del centro y el norte de Europa, Ruth Zauner, hija de padre austriaco, alega que en España falta educación musical en colegios e institutos, mientras los programadores suelen ser muy conservadores y poco proclives a la innovación y el apoyo de organismos públicos deja mucho que desear.
“La ópera es un espectáculo deficitario casi por definición”, argumenta, “que precisa, por tanto, de apoyo del sector público y de una afición joven y renovada. La diferencia en este sentido entre Estados Unidos y Europa radica en que los teatros europeos apuestan con más frecuencia por la innovación mientras en América los montajes tienden a lo tradicional y al éxito seguro porque allí la inversión privada es mayoritaria en la ópera y necesita generar beneficios con sus montajes”.
Así las cosas, el dinero aparece como el becerro de oro de buena parte de la gestión cultural en nuestro país y desde su amplia experiencia en el sector, Zauner comenta que las reuniones de los equipos directivos de un teatro se limitan, en general, a tratar de cuestiones de marketing o patrocinios y no se ocupan apenas de temas artísticos.
En Una muerte cantada, una novela que acaba de publicarse, la autora describe ese ambiente entre el suspense dramático y el género bufo en una narración que recuerda algunas películas como Cita con Venus(István Szabo, 1991) o la clásica Una noche en la ópera, de los hermanos Marx.
A la hora de pronunciarse sobre las acusaciones contra el tenor Plácido Domingo, la novelista señala que el acoso laboral y sexual contra las mujeres, especialmente, aparece en todo tipo de ámbitos, pero matiza: “El abuso de poder es más probable en el mundo de la ópera porque representa una feria de vanidades y de egos donde los directores de escena se alzan en la actualidad como unas megaestrellas despóticas y soberbias. Antes los cantantes eran los divos, pero han sido sustituidos por los directores”.
Pese a tratarse de una obra de ficción, sobre Una muerte cantada planea la figura del belga Gerard Mortier (1943-2014), un polémico y prestigioso director artístico, cuyo paso por el teatro Real durante cerca de cuatro años suscitó duros enfrentamientos entre los sectores más conservadores y los más vanguardistas y azuzó el debate sobre el papel que debe cumplir hoy un teatro de ópera en una capital como Madrid.
“No cabe duda”, aclara Ruth Zauner, “que Mortier dejó un legado. Es cierto que tuvo muchos detractores, pero también contó con un público fiel, entusiasta y más innovador que pretendía acercar la ópera y la música clásica a las nuevas generaciones. En cualquier caso, la ópera es un microcosmos ideal para mostrar las luchas de poder y las miserias de la cultura”.
Autora de obras de ensayo, sobre todo de temas musicales, traductora y veterana periodista cultural, Ruth Zauner aspiraba desde siempre a escribir una novela. “Ahora ya tengo alojado el gusanillo y confío en publicar más narrativa. He sufrido mucho, pero también he disfrutado con Una muerte cantada, que critica el mundo de la ópera, pero desde el amor por este maravilloso espectáculo que debería ser accesible a todos los públicos”.